lunes, 17 de marzo de 2014

HOLA, ¿HAY ALGUIEN AHÍ?

Buenos días, Sr. Sibelius.

Me pongo en contacto con usted para comunicarle que esta mañana, hacia las 9:15, hemos recibido su misterioso sobre de manos de nuestra compañera Luci. 


Al abrirlo, hemos visto que contenía otros tres sobres iguales. Siguiendo sus indicaciones, hemos procedido a abrir el primero, cuyo contenido, y con su permiso, reproducimos a continuación:


De modo que, tras organizarnos, toda la clase ha bajado al patio del colegio y se ha puesto a buscar sus retratos. 


He de confesarle que en un primer momento pensé que esta actividad iba a demorarnos un buen rato, pues no sé si usted sabe que el colegio Romero Peña es bastante grande, pero cuál ha sido mi sorpresa al constatar que la búsqueda apenas si les ha llevado a los muchachos más de ocho o diez minutos. Sin duda, se ha buscado usted unos buenos detectives. 

Le dejo a continuación una fotografía de cada uno de los ocho retratos, con sus correspondientes letras. 









Ya en clase, Lucía (nuestra maestra de inglés) ha escrito en la pizarra las letras que acompañaban a los retratos:

H-I-N-K-L-E-I-S

No le voy a engañar: apenas si ha tenido tiempo de soltar la tiza cuando todos los niños han comenzado a gritar ¡HELSINKI! ¡HELSINKI!


A mi entender, con esto quedaba demostrado que los chicos habían solucionado el enigma del primer sobre. Por ese motivo hemos procedido a abrir el segundo.

Y, la verdad, ¡qué chasco! Porque el sobre contenía una página en blanco. Al principio pensamos que tal vez se trataba de un error, pero en seguida hemos empezado a barajar otras posibilidades. Lo cierto es que, si te acercabas el papel a los ojos, se distinguían pequeñas señales. Unos niños decían que eran letras, otros números, e incluso algunos han querido ver allí notas musicales. Resumiendo: los muchachos tenían claro que allí debía haber algún tipo de mensaje, pero ¿cómo hacerlo visible? Debo decirle que hemos intentado pasar sobre el papel una mina de carbón, para ver si el mensaje afloraba. También lo hemos acercado a una fuente de luz. Al final, tras mucho pensar, hemos decidido exponerlo a una fuente de calor. 

Y, ¡qué sorpresa! Resulta que el mensaje estaba escrito en zumo de limón, porque en cuanto le hemos acercado al papel la llama de un mechero, han comenzado a aparecer una serie de letras.


Al final, con mucha paciencia y el dedo de un servidor parcialmente achicharrado por el mechero, este es el mensaje que ha aparecido:


Sin pensarlo dos veces, hemos puesto estas tres palabras en el buscador de Internet y nos ha salido un blog:


Durante un rato hemos estado echándole un vistazo, y creemos que con esto también hemos resuelto el contenido del segundo sobre. La pregunta es ¿podemos entonces abrir el tercer sobre para ver qué hay en su interior?

Esperando su pronta respuesta, reciba un cordial saludo de todos nosotros.

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